La ansiedad es una reacción de miedo, temor e inquietud, que puede derivar del estrés o a una situación amenazante. Cuando esta es excesiva, persistente o irracional, y afecta la vida cotidiana de una persona, se considera que el individuo posee un trastorno de ansiedad.
Desde otra perspectiva y a mi modo de ver, el fenómeno de la ansiedad sería perder por completo la conexión con el presente y proyectarnos en algún lugar del futuro próximo. Negar o ignorar nuestra realidad del aquí y el ahora considerándola no lo suficientemente atractiva o buena . Y movemos nuestra atención y pensamientos a una realidad o situación que aún no llegó, que no existe. Y nos fragmentamos perdiendo el contacto con el exquisito presente.
Creemos que «lo mejor» está por venir y corremos hacia ello. Desgraciadamente el modo de vida que llevamos las personas en este mundo moderno, si no estamos atentos y conscientes, nos arrastra sin darnos cuenta a distintas situaciones de ansiedad. Generalmente, al comienzo, éstas situaciones son cotidianas, simples. Esta actitud a veces se camufla o confunde con la impaciencia, con hacer las cosas rápidas o con el “no me gusta esperar”.
Pero poco a poco vamos generando un patrón de comportamiento de querer todo instantáneo y de querer estar ya allí; por ejemplo, en el desenlace de una situación, en el final de un recorrido, en algún destino, o simplemente en la cola del supermercado o en un atasco. Queriendo acelerar el proceso o incluso saltarlo si fuera posible. Y no nos damos cuenta que precisamente, esas situaciones que a veces solo consideramos un medio para obtener X, es la mismísima vida.
Inconscientemente focalizamos una tarea u objetivo y pensando ya en conseguirlo y en lo que vamos a ser, hacer o a sentir cuando lo hallamos logrado, nuestra energía mental se proyecta a la meta y no le prestamos la atención necesaria al «paso a paso». Ésta desconexión con el presente y proyección al futuro engendra la raíz de la ansiedad.
La respiración es nuestra mejor aliada para evitar o combatir la ansiedad. Por supuesto que la meditación pasiva o la meditación activa también, pero la respiración siempre está más a mano. Y cada vez que nos empezamos a poner un poquito ansiosos deberíamos parar, observar, y respirar conscientemente hasta sentirnos capacitados de ver la situación tal cual es y darnos cuenta de lo que estamos haciendo mal, o de lo que nos estamos perdiendo en el camino por no prestar atención plena.
Al final toda sensación de bienestar radica principalmente en estar atentos y anclados en el presente. Te recomiendo leer otros artículos donde comparto algunas recomendaciones o técnicas que me han servido para conseguir apaciguar los pensamientos y conseguir la calma necesaria para poder ser conscientes del momento presente al menos por unos minutos. Como conciencia, meditación activa y meditación pasiva, respiración, en un atasco o el arte de caminar.
Y por supuesto te invito a que me conozcas personalmente, a tomar un buen masaje o sesión de Reiki, que es una excelente manera de comenzar a unificarte y conectarte contigo mismo, para estar más presente, aliviando o quitando dolores, tensiones, ansiedad.